Sevilla se ha caracterizado por la industria artesana, a través de la cerámica y la alfarería. Sus primeros encuentros con este material se hacen notar en la época hispano musulmana, adquiriendo una personalidad especial gracias a la técnicas implementadas para conseguir estilos y diseños clásicos.
Es el barrio de Triana, en la época islámica, donde se localiza la producción de la cerámica artística, plasmada en fachadas de casas, zócalos, techos, solerías y otras estampas de la decoración, tanto externa como en interiores.
Se adaptaron técnicas de pintado provenientes de Oriente y fueron adoptadas como el estilo característico de esa localidad. Así comenzaron a realizarse azulejos y mosaicos, pintados maravillosamente a mano con motivos que hoy son clásicos, tradicionales y populares.